lunes, 27 de mayo de 2013

ANNA KARENINA: pieles, brillantes, encajes y perlas



La décimo primera adaptación de la novela de Tolstoi (1877) ha resultado ser todo un acontecimiento estético para los sentidos. Dejando de lado la buena adaptación de Joe Wright, arriesgando con una teatral puesta en escena, nos encontramos un deslumbrante desfile de vestuario de la aristocracia rusa.
Jaqueline Durran (BAFTA y Óscar al mejor diseño de vestuario) ha sido la diseñadora encargada de brindarnos la excusa perfecta para fijarnos en la estética de la década de 1870 mezclada con la estética de 1950, trasladada a los personajes de esta inmortal novela.


En el papel principal, nos encontramos a una más acostumbrada a los papeles de época, Keira Knightley, quien esta vez se pone en el papel de la aristócrata rusa, Anna Karenina. Su personaje se rodea de tules y encajes  bajo las pieles y las increíbles joyas. Para realizar estos impecables diseños con un claro aire afrancesado, Jaqueline Durran, se ha rodeado del asesoramiento de casas como Lanvin, Dior, Jaques Fath o Balenciaga.
La paleta de colores oscila desde los tonos más oscuros y sobrios hasta los más delicados pasteles y colores claros.



Por otro lado, toda la joyería que ayuda a caracterizar a Anna Karenina está elaborada por Chanel que conoce bien este estilo, ya que la misma Coco cayó rendida durante su juventud no solo al estilo militar, sino también a la combinación de estilo y sobriedad en los colores de Rusia. Los collares llevan impreso un sello dulce y romántico que se aleja del verdadero estilo exuberante y excesivo del que hacían gala entonces. Los volúmenes de los trajes siguen dominados por el cancán y los corsés que dan uniformidad al estilo de toda una época.

No podemos pasar por alto la inclusión en el reparto de Cara Delevingne como la Princesa Sorokina, que rompe con la imagen icónica, desenfadada y juvenil a la que nos tiene acostumbrada, para hacerse con una caracterización pastel y aniñada con bucles dorados, sombreros de rafia y guantes bordados.
Por último y no menos importante, Vronsky nos enamora con un vestuario militar capaz de hacernos desviar la mirada de sus ojos unos segundos para fijarnos en los dorados, las pieles y en el corte de sus perfectos uniformes y gorras.

 
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